Levantarse de la cama no debería ser una tarea difícil, sin embargo, el 95% de las personas no pueden evitar posponer al menos una vez el despertador.
Si estás dentro del 95% de la población, tus días empiezan más o menos así:
Suena la alarma y la postergas (un par de veces). Te levantas tarde, sales corriendo al trabajo, desayunas cuando y cómo puedes, corres todo el día porque tienes cientos de actividades y siempre vas tarde.
¿Y cómo terminan?
Seguramente sientes que te quedaron mil cosas por hacer, que estás agotado, que otra vez eso que querías hacer para ti (leer, ir al gym o ver a un ser querido) quedó postergado.
Y adivina que, el día ya se acabó y todo vuelve a empezar.
Que te suceda ésto alguna vez, no importa mucho, el problema es cuando todos tus días son así.
Y te das cuenta, aunque no quieres, de que estás atrapado, que vives esperando que tu yo futuro te salve, que tu vida futura sea diferente;
pero año a año te encuentras igual o incluso aún peor; porque seamos sinceros; no estás haciendo nada diferente para que eso cambie.
Pero esto ya lo sabes, por eso estás aquí.
Porque quieres tener un día que empiece diferente.
Sabes que la forma en la que comienzan tus días condiciona todo lo que ocurrirá el resto del día.
Y ya estás cansado de empezar el día corriendo.
Quieres la calma para organizarte, el enfoque para pensar mejor, la tranquilidad para equilibrar tus emociones.
Quieres ser un poco mejor cada día; para conquistar tus sueños, alcanzar tus metas y dar al mundo tu mejor versión.
Imagina que cada mañana es como una mañana de Reyes o Navidad, con un montón de regalos esperando ser abiertos. ¿No te gustaría saltar de la cama con entusiasmo y correr a abrirlos?